Psicología práctica y cotidiana.
No vamos a dudar de la importancia de tener “títulos”.
Es básico conocer la teoría y la practica de la profesión.
Asimilar unos protocolos de trabajo es lo primero que transmiten los veteranos.
Dominar las técnicas, el instrumental, los aparatos, las nuevas tecnologías es imprescindible a día de hoy.
Y cumpliendo todo esto, creemos “ser profesionales”, y sin embargo, todos/as hemos vivido alguna experiencia desagradable con algún/a “profesional”, cuando nos atendía con mala cara porque discutió con su pareja, no me miró a los ojos porque estaba detrás de la pantalla u otra maquinaria, no me escuchó, ni preguntó por si necesitaba algo más, me mostró prisa y no quería perder el tiempo conmigo, habló con otro/a compañero/a de la fiesta de ayer o del cliente/paciente anterior, atendió mi petición mientras contestaba a un mensaje de móvil para ir de copas a la salida del trabajo…
¿Y eso es profesionalidad?
Parece que no le damos importancia, nadie nos enseñó que había algo más, además de “aprobar las asignaturas”.
Porque todos/as trabajamos con personas.
Clientes, pacientes, compañeros/as, comerciales, proveedores…..
Atendiéndolas o ayudándolas,
trabajando en equipo, solicitando o contratando servicios….
Siempre tratamos con personas en nuestros trabajos.
Y ¿dónde está la “asignatura” que nos enseñe a ser profesionales con las personas y no sólo con la profesión?
Parece que sacar un título y en muchos casos, ganar un sueldo o que te contraten, directamente, no depende del trato adecuado, respetuoso, y de humanidad que reciban las personas a las que atendemos.
Y es que el Ser y el Saber profesional, no lo dan los títulos, ni las oposiciones, ni el mejor contrato, por mucho que lo olvidemos.
Sólo conseguiremos la profesionalidad, si, además de lo establecido oficialmente, aprendemos a poner una gran dosis de respeto, humanidad y humildad, que es lo que parece, que vamos perdiendo o nunca tuvimos.
Así lo pensé, cuando tras extraerme recientemente “el juicio”, la muela, se entiende.
Me pareció que con cierta facilidad, las personas vamos perdiendo “el juicio” o “nos lo hacen perder o extraer”, porque estamos dejando de valorar a quienes atendemos profesionalmente, como personas que sienten, que les duele, que necesitan ser escuchadas, respetadas, valoradas, atendidas….
Y es que, cómo dicen algunos/as, “es mejor no tener juicio, en estos tiempos que corren, ya no nos hace falta”. Y así nos va…
Por eso, estamos en crisis.
Es urgente recuperar valores, “el Ser y el Saber”, el respeto, la humanidad, la estabilidad emocional, el equilibrio personal, la calma y la paz interior.
Que nadie nos quite el “juicio” o que no lo perdamos en el camino.
Y solo así, llegaremos a transmitirlo, y por supuesto, cambiarán muchas cosas en nuestra forma de vivir y de trabajar, y cómo no, también en nuestra economía.
Feliz semana de búsqueda personal.
Dolores Rizo, Psicóloga.