Tengo derecho a decir NO

Psicología práctica y cotidiana

Nos cuesta mucho decir No,
pensamos cómo se lo tomarán
qué dirán,
si les molestará…

Y para evitar este malestar,
somos capaces de asumir la
más terrible de las consecuencias,
“el sacrificio”.
Me sacrifico por ti,
lo hago para que tú estés bien,
me siento obligado a hacerlo,
no lo decido yo.

Y “Encima que me sacrifico”
¿Qué obtengo a cambio?
nada.
Me siento mal,
porque tanto sacrificio
tiene efectos en mi salud,
y además me siento utilizado/a.
Todo, para que los demás no sufran.
¿Es necesario que sufra yo a cambio?

Y es que decir No es la solución,
en muchas ocasiones,
cuando no me siento bien haciéndolo,
cuando perjudica a mi salud,
cuando va en contra de mis valores,
y de necesidades personales…

¿Y cómo decir No?
Sin rodeos, sin justificaciones,
sin miedo, sin excusas,
simplemente NO.
No puedo.
No quiero.
No me viene bien.
No me siento a gusto.

Y la persona que lo recibe,
si es respetuosa, entenderá que cada uno/a
tiene su vida, sus sentimientos y necesidades,
y que tenemos derecho a elegir y decidir
cómo vivir nuestra vida.

Decir NO, a veces, es la solución,
para no sentirme obligado y mal a gusto.
Así cuando decida que SÍ,
será por convencimiento,
lo disfrutaré y haré disfrutar a los demás.
Feliz semana.

Dolores Rizo, Psicóloga.

Bandera_del_NO

Comparte este artículo:
Facebook
Twitter
WhatsApp
Pinterest

Soy Dolores Rizo Vidal

Licenciada en psicología por la UNED.

Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.