No puedo cometer errores ni tener fracasos

Psicología y Salud.

Azucena es una mujer de mediana edad, empleada en la banca. Su vida familiar y laboral están supeditadas por su nivel de auto-exigencia alto.

Ella se siente muy mal cuando algo le falla o comete errores. Por ello, no sabe dejar algo sin terminar, y no puede parar hasta que finalice con ello, de la forma que a ella le parece la perfecta.

Esto le está ocasionando mucha intranquilidad, ya que los días se le hacen cortos para todo lo que tiene que hacer y de la forma en la que quiere hacerlo.

Además su tiempo está limitado al trabajo y las tareas del hogar, olvidándose por completo de su tiempo libre, de su familia, de sus amistades

En el trabajo no le compensan económicamente las horas que ella necesita para acabar perfectamente el trabajo, esto le ocasiona conflictos personales.

En casa, nunca quedan las tareas perfectas, y esto le ocasiona conflictos de pareja y con sus hijos, ya que ellos no colaboran para que las cosas queden como ella considera que deben de quedar.

En su vida tuvo pocos fracasos, pero tan sólo la idea a fracasar o a no conseguir lo que se propone, le aterra, hasta tal punto, que nunca disfruta de su trabajo finalizado y bien hecho, ya que teme que ocurra un fallo, y ser reprendida por ello.

Su nivel de exigencia es tan alto que no soporta que otros no se esfuercen, por lo que en casa, son numerosos los conflictos en los que ella exige y espera de los demás el nivel de perfección que considera adecuado.

Azucena vive en una presión continua que está acabando con sus fuerzas, se siente agotada y considera que no la entienden ni la apoyan, sobre todo en casa.

 errores-febrero-2013Azucena está convencida de que TIENE QUE SER PERFECTA, Y QUE PARA ELLO NO PUEDE COMETER FALLOS NI ERRORES. Esto no la deja vivir ni disfrutar de su tiempo.

Hasta que se dio cuenta y descubrió, que la perfección no existe, que esto es sólo un concepto mental, que es imposible alcanzar.

Entonces, empezó a aceptar que los errores y los fracasos como parte de la vida de cualquier persona, y que ella, como cualquier otra persona podía cometerlos, aunque no los deseara.

Por otro lado, empezó a disfrutar de su trabajo bien hecho, sin perder nunca la actitud de superación, aunque con el límite de no perjudicar su salud, siempre desde el disfrute de lo ya conseguido.

Se dio cuenta de que equivocarse nunca significa fracasar como persona y aprendió a valorar los errores como parte del proceso de aprendizaje y crecimiento. Todas las personas nos equivocamos.

Empezó a valorarse como persona por su actitud, su capacidad de superación y aprendizaje, y no tanto por los resultados.

 A partir de entonces, recuperó las relaciones, su tiempo libre, y en casa, aprendió a no exigir a los demás, permitiendo que su familia pueda equivocarse y fallar.

Dolores Rizo.

 

 

 

 

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Soy Dolores Rizo Vidal

Licenciada en psicología por la UNED.

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