Psicología, Salud y Espíritu.
Berta es una joven de 24 años. Desde muy joven comenzó una relación sentimental con un chico mayor que ella. Debido a su juventud, y a su falta de experiencia, Berta se dejó llevar en la relación, acomodándose a lo que él esperaba de ella, y a lo que éste le exigía.
La relación transcurría entre discusiones y conflictos de pareja, ya que Berta nunca conseguía llegar al nivel de exigencia de su pareja, y siempre acababa asumiendo “su culpabilidad”, aunque realmente no lo sintiera así.
Prefería acabar con la discusión, y que él quisiera darle otra oportunidad, antes que ser ella misma, expresarse y defenderse frente a las expectativas irreales de su pareja de que ella fuese quien no era realmente.
Pasaron los años, y Berta fue anulándose dentro de la pareja, ella define la situación que vivió como que le faltaba el aire para vivir, y que se sentía en un pozo cada vez más oscuro y profundo. Sin embargo, no se atrevía a tomar ninguna decisión, tenía miedo por su juventud y a la reacción de él.
Y al paso de los años, ella calló enferma, una hernia discal lumbar le impidió el movimiento y su autonomía y la obligó al reposo absoluto durante dos años, lo cual acabó en intervención quirúrgica.
Ante la obligación del reposo, y la vida limitada, Berta se vio desembocada en la reflexión, el análisis y la toma de conciencia de su vida, de su triste vida.
Reconoció el alejamiento de sí misma que estaba viviendo, su aguante durante muchos años, llevados en silencio desde las lágrimas y la resignación.
Se prometió a sí misma que nunca más se abandonaría, que crecería con ella misma, que saldría de aquel pozo, y que expresaría en todo momento lo que sentía, lo que pensaba y lo que quería realmente, sin negarse a ella misma y siendo fiel a sus principios.
Entendió el significado de su enfermedad, como una explosión física de toda una presión psicológica que llevaba mucho tiempo conteniendo.
Y decidió para siempre ser ella misma, respetándose, queriéndose y demostrándose a sí misma y a los demás, quien era realmente, le gustase o no a su pareja.
Y a partir de entonces, comprendió y supo, que ya había sanado, que su hernia nunca más volvería a limitarle la vida; Aceptó someterse a una intervención quirúrgica para enmendar el daño físico ocasionado por el abandono de sí misma.
Dolores Rizo.