Experiencia de vida
El mejor regalo, el que no es esperado.
Las mejores palabras, las que salen desde lo más profundo.
El mejor momento, el que fluye, y va solo.
El mejor esfuerzo, el que ves recompensado con la satisfacción.
La mejor entrega, la que no pide nada a cambio.
Los mejores sentimientos, los que salen sin ser pedidos.
El mejor AMOR, sin duda, el Amor puro de los niños.
Y hoy, me siento privilegiada por haber sentido todo esto,
en un instante, sin imaginarlo, sin prepararlo…
Sin hacer nada especial, sin ser un día marcado.
Cuando mi hija mayor, de casi 7 años,
nos escribía a su padre y a mí una nota,
con palabras profundas, sentidas,
expresando su AMOR,
y agradeciendo, a su manera,
todo el Amor que recibe de nosotros…
Para dejarnos sin palabras, con lágrimas en los ojos.
Por lo que yo recordé,
que todo lo que hacemos, tiene su huella,
y que todo esfuerzo, merece la pena.
Así es la vida,
nos sorprende cuando menos lo esperamos.
Si disfrutamos de cada paso del camino,
sintiendo lo que hacemos,
haciendo lo que sentimos,
sembraremos AMOR,
y recibiremos más AMOR.
Dolores Rizo, Psicóloga.