Reflexión
A veces, las decisiones son difíciles.
Cuando tengo la duda de qué decisión tomar,
una cosa ya tengo clara, TENGO QUE DECIDIRME.
Es evidente, que así no puedo seguir, de lo contrario, no tendría dudas.
Cuando mi mente tiene motivos en una dirección, pero en la otra también,
es posible que no aclare nada, ya que podría justificar todo.
Es entonces, cuando lo único que me funciona es mi intuición.
Mi intuición, me habla acerca de cómo me siento en cada una de las posibles decisiones, y si la sigo, sabré muy bien cuál es el camino a seguir.
A mí siempre me funciona, me ayuda a decidir siempre lo correcto,
lo que me hace sentirme mejor.
Y aunque la decisión sea difícil, y a pesar, de que no vaya a resultar como pensaba…
Una cosa sé cierta, me sentí mucho mejor decidiendo que antes de decidirme.
Dolores Rizo, Psicóloga.