Aquí os dejo el testimonio de una persona que se atrevió a encontrarse a sí misma.
Muchas gracias por compartir con todos nosotros tu experiencia de vida.
“Cuando empecé a sentirme mal, mi orgullo no me dejó buscar ayuda. Era la segunda vez en mi vida que me sentía con ganas de escapar de todo.
Cuanto más tiempo pasaba, peor me encontraba. Me dolía el cuerpo, no podía levantarme y al hacerlo tenía que esperar un tiempo para empezar a caminar. Ansiedad frecuente, faltas de memoria, miedo a salir y a estar entre la gente…no disfrutaba de lo que ante sí disfrutaba. Incluso llegue a no reconocerme en el espejo.
Eso perjudicaba mi vida personal y profesional.
Me di cuenta de que mis amigos tenían razón, necesitaba ayuda, sola no podía salir. Y aunque mi proceso era más avanzado que la primera vez, la terapia funcionó.
Al principio reconozco que dudé, posiblemente por como estaba, pero enseguida vi sus frutos.
Salí de donde me encontraba y además aprendí muchas estrategias para afrontar la vida en todas las situaciones que me toque vivir.
Y lo más importante que la terapia me enseñó, es que me ayudó a ser yo misma.
Ahora hago cosas que siempre pensé en hacer pero no me atrevía por falta de confiar en mis posibilidades y capacidades.
Hoy puedo decir que gracias a la terapia por fin soy yo misma. Aprendí a confiar en mí, y éste es el primer paso para superar cualquier miedo y obstáculo.
Nunca es tarde para ir a terapia.
De una persona satisfecha de re-encontrarse”.
