Psicología y Salud
La Autoestima es como un pozo que tenemos que mantener lleno y rebosante.
Éste pozo comienza su llenado en la infancia, a partir del tipo de relación afectiva que tuvimos con nuestros progenitores.
Existen muchas circunstancias por las que ése pozo podría no llenarse en la infancia, aunque, en muchos casos, nuestro padre y nuestra madre, hicieron lo mejor que supieron y pudieron, para darnos lo mejor.
Sin embargo, nuestras necesidades individuales son únicas y diferentes a nuestros hermanos/as y con frecuencia, esas necesidades no son cubiertas por desconocimiento de las mismas.
Cuando transcurre la infancia con carencias para nuestra autoestima, llegamos a ser adultos con la misma necesidad de llenado de nuestro pozo. Y lo seguimos esperando de otros adultos, en este caso, amistades, pareja, familiares, etc…
En este caso, nos encontraremos ante una dependencia emocional y afectiva.
Hasta que descubrimos, que como adulto, soy yo quien tiene ahora que aprender a AUTO-QUERERSE, AUTO-VALORARSE, AUTO-APROBARSE…conociendo mis cualidades, mis virtudes, mis capacidades y también, mis limitaciones.
Es decir, de adulto, tengo que aprender a darme lo que no recibí de niño/a.
Para sentirme bien conmigo mismo/a, para no depender de los demás con relaciones insatisfactorias, y para sentir mi pozo lleno de ACEPTACIÓN Y AMOR PROPIO.
Dolores Rizo.
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